ACTO DE RECORDACIÓN

¡Qué difícil poner en palabras sentimientos hacia gente muy querida que ya no está en este plano!  Viene a mi memoria la canción de Alberto Cortés, habitual para estos asuntos: ¨Cuando un amigo se va…¨   Pero también ¡Qué difícil poner en palabras sentimientos hacia gente muy querida que ya no está en este plano!  Viene a mi memoria la canción de Alberto Cortés, habitual para estos asuntos: ¨Cuando un amigo se va…¨   Pero también recuerdos fragmentados que la mente se antoja de guardar. 

 

Por ejemplo, de Ángel Santos recuerdo sus participaciones en clase, con toda la sapiencia de alguien maduro y curtido en el mundo sindical, ya que estuvo por muchos años frente a la Hermandad de empleados exentos nos docentes de la UPR.  Tenía una frase dirigida a les gestores culturales pero que sé que respondía también a su experiencia laboral: ¨No estamos aquí para hacer votos de pobreza.¨

 

De Ivania Zayas recuerdo su sensual voz y su escogido de palabras únicas para exaltar como sólo una artista con su sensibilidad podía, asuntos que se discutían en clase y que, quizás, el resto pasábamos por alto.

 

¡Y qué decir de María Margarita Flores! Esa energía única que desde que entraba al salón nos cautivaba con su conocimiento y ocurrencias.  Una gran profesora, pero sobre todo, un ser humano vibrante, con unas ganas de compartir todo con sus estudiantes, desde el conocimiento hasta las cervezas.  Disfruté mucho verla bailar en una de nuestras actividades en El Búho en Piñones, del compa Roberto. Destilaba total autenticidad y alegría de vivir, eso era ella.  También recuerdo las marometas de viajes que se tiraba solo por cumplir con sus jornadas en los recintos de Arecibo y Río Piedras.  Y lo hacía tan campante, organizando su vida privada y profesional con total fluidez.

 

Ahora les comento lo que para mí es el plato fuerte: el querido Tito Matos.  Él fue compa de otras travesuras, pero cuando me dijo que iba a solicitar la maestría, aplaudí su intención con total confianza y euforia.  Le hablé lo que significó ésta para mí, pero sabía que él le sacaría el jugo y sería capaz de aportar un universo rico y poderoso. Tito era una fuerza incombustible para todo: alegrías, malas crianzas, tristezas, solidaridad, creatividad y una larga lista de etcéteras. Un pilar insustituible en el proyecto comunitario de Machuchal y, en particular, del Taller Comunidad La Goyco.  Todavía no puedo escuchar su música, me da trabajo ver su imagen y a veces confundo los tiempos verbales, porque aún no me creo que no está.  Es curioso, he tenido bastantes pérdidas en mi vida, pero la de él ha sido inexplicablemente visceral.  Creo que por lo abrupto de su partida, pero también por la fuerza antes mencionada, se fue tan intenso como vivió.  Como diría Silvio, ¨yo me muero como viví…¨

Pero cierro esta reflexión con un detalle que se podría considerar frívolo.  ¡Estas cuatro personalidades tenían un look y un estilo único! ¡Déjales un sombrero y se quedaban con el canto! ¡Deben estarla pasando cabrón juntes y embelleciendo la eternidad!

  

Iliana García Ayala, egresada MAGAC